lunes, 28 de febrero de 2011

La historia detrás del Tango - Gricel

El tango Gricel, compuesto por Mariano Mores y Pascual Contursi tiene una historia particular. Llena de amor, desilusión, tristeza, ansias de volver, enfin, lleno de tango. Escuchalo haciendo click aquí. (¿qué me contursi? eh)

Te contamos la historia:

Gricel nació en Buenos Aires el 15 de abril de 1920 para luego trasladarse con su familia a la localidad cordobesa de Capilla del Monte. Instalada en ese pueblo, lejos de sus amigas, de la vida social porteña y de sus patines de rulemanes, se dedicó a trabajar en la estación de servicio de su padre y a estudiar piano.
Transcurrido un tiempo, recibió una carta de sus amigas, quienes la invitaron a pasar unos días en Buenos Aires. Gricel no dudó y tomó el tren que la llevaría, sin saberlo,  a conocer al amor de su vida, José María Contursi nacido en Lanús el 31 de octubre de 1911, locutor de radio, poeta y autor de excelentes tangos como “En esta tarde gris”; “Cristal”, “Gricel”, etc

En ese viaje, durante los paseos por la gran Ciudad, entre restaurantes, recorrida por negocios paquetes de la Avenida de Mayo y la concurrencia a las audiciones radiales, un día Gricel  presenció la actuación de las hermanas Omar en Radio Stentor, quiens le presentaron a un  joven  que se presentó como José María Contursi, el flechazo mutuo fue tal, que jamás se olvidarían el uno del otro.

Gricel regresó a Capilla del Monte y pese a que su rubia humanidad ganó todos los concursos de belleza del Valle de Punilla, sus suspiros y su mirada lejana, respondían a sus sentimientos de añoranza hacia Contursi.

Pero el destino los volvería a unir en 1938, cuando Contursi, afectado por una fiebre intestinal recibió el clásico consejo médico de aquellos tiempos: los aires de las sierras de Córdoba. Sus amigas, las hermanas Omar le informaron que en Capilla vivía Gricel.

Contursi, dejando en Buenos Aires a su esposa  y  una hija, partió raudo a Córdoba para curarse y, además, para conquistar un  trofeo muy preciado en su larga carrera de rompecorazones. Se conocieron, vivieron un apasionado romance, pero Contursi regresó a Buenos Aires. Pronto comenzaría a añorar a Gricel  y el galán ganador de otros tiempos, clamaría ¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!.

Al poco tiempo, inventando otra fiebre intestinal regresó a Capilla del Monte, pese al llanto de su esposa, para estar junto a su amor Gricel.  Finalmente, un día tuvo que optar, y como hombre cabal de aquella época, volvió al lado de su esposa con intestinos sanos pero con el  corazón destrozado.

Continuaron su relación por carta,  hasta que un día, llegó una  con la letra del tango “GRICEL”, quien seguía ganando concursos de belleza en el Valle de Punilla pero inmersa en una profunda melancolía. Todo el pueblo comenzó a llamarla: "Gricel, la del tango".

Pasaron los inviernos y Gricel recompuso su vida, contrayendo matrimonio con Jorge Camba, pero hubo un problema: Camba también era afecto a las faldas y la abandonó en uno de sus frecuentes viajes al Chaco.

Un día del año 1962 llegó a Capilla del Monte el célebre bandoneonista cordobés Ciriaco Ortiz, trayéndole a Gricel la noticia de la viudez de Contursi, jurando que no era emisario de nadie. También le transmitió que su gran amor sólo encontraba consuelo en el alcohol que consumía en la confitería El Molino.  Grisel partió  rumbo a Buenos Aires. Se encontró con su gran amor en esa confitería. Contursi con su clásica apostura, traje gris, tiradores, luciendo canas y el aroma de la colonia Giesso, la recibió sorprendido en un sueño real.

Se vieron y perdonaron. Al tiempo fueron a vivir a Capilla del Monte, donde continuaron su historia de amor hasta el fin de sus días.

¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris!
En su repiquetear la lluvia habla de ti...
Remordimiento de saber

¿Te identificás amigo lector?... Escuchá En esta tarde gris, el tango estrella de este gran poeta.

El tango según Mariano Mores

En nuestra última emisión hemos compartido con Uds. los tangos de Mariano Mores.

 

Este genio ilustre de la música representa lo más encumbrado del tango show, con sus maravillosas composiciones que magistralmente dirigidas desde su piano nos envuelven y nos hacen vivir un mundo de sueños.

 

Antes de continuar leyendo algo de su historia personal, escuchate este tanguito (hace click sobre el título):

 

Taquito Militar de Mores por su Orquesta, en vivo en el Opera.

 

Su verdadero nombre es Mariano Alberto Martínez y nació en San Telmo en el 1918.

 

Marianito a la edad de 9 años, estudiaba piano con la profesora Amelia Fagoada del Conservatorio D´Andrea en la Lanús Oeste. En tres años hizo todo el profesorado de música. Tocaba los clásicos con una facilidad sorprendente. Fue tal la aplicación al estudio de armonía, contrapunto y composición, que la profesora no le quiso cobrar ni un peso. Cuando cumple 10 años obtiene una beca para estudiar en Salamanca, España, dónde comienza su carrera como niño prodigio ejecutando las obras de los grandes maestros. Es allí donde Marianito toma contacto con el tango. Fue una tarde paseando por la rambla, cuando con su padre escucharon salir de un negocio las melodías de "Melodía de Arrabal" por Carlos Gardel.

 

A los 14 años pierde a su padre, se ve impulsado a tener que mantener a su madre y siete hermanos; desde ese momento, entonces, comienza a trabajar profesionalmente como pianista. Primero en España dónde residía en ese momento. Se lo anunciaba en grandes murales con leyendas que decían: "Hoy actuación de Lolo, el Compositor y Pianista Relámpago".  Esta curiosa forma de presentarlo obedecía al hecho de que Mariano realizaba un número especial solicitándole al público dos o tres notas musicales con las que improvisaba excelentes temas.

 

Estrenó sus primeras composiciones en el Trío Mores, que integraba junto a las hermanas Margot y Myrna Mores. Se casaría con Myrna (cuyo verdadero nombre es Guillermina Morales) y adoptaría el apellido Mores como nombre artístico. En realidad él era simplemente Marianito, el pianista de las Hermanas Mores, el apellido se le agregó por usos y costumbres: "Actúan los Mores" o "El trío Mores" Después de su casamiento Myrna dejó de cantar profesionalmente para dedicarse a su hogar e hijos, pero siempre acompañó a su marido a las giras mundiales junto a su orquesta.

 

Una vez viajaba en tranvía por la calle Corrientes, y al pasar por el café Vicente –que estaba enfrente del Germinal-, vio un cartel en el que solicitaban un pianista que tocara música internacional y supiera leer el pentagrama. Fue así como muy decidido, bajó del tranvía, dio una prueba y el puesto fue suyo. Casi enseguida entró a estudiar en la Academia Padi que dirigía un gran poeta – Luis Rubinstein -, y al poco tiempo ya era profesor

 

Luego fue piano solista en la orquesta de Francisco Canaro entre 1939 y 1948. En ella estuvo a prueba por un mes y se quedó diez años.

 

De la época con Canaro nos cuenta: «Poco antes, había hecho unos arreglos musicales para unos japoneses, música popular de ellos en tiempo de tango. Me pagaron cinco mil dólares, una fortuna. Me compré siete trajes de los mejores, siete camisas y siete de todo. Así, hecho un "dandy", bajaba del tranvía en Callao y Corrientes y por esta, iba caminando hasta Florida, por la vereda de los números impares y volvía por la de los pares, haciendo pinta. La gente empezaba a preguntarse: "¿quién es ese cajetilla?". Un día me vio Ivo Pelay  y me dijo: "Vos sí que sos un buen vendedor de imagen. No cambies nunca".»

 

Amenizá tu velada con otro tanguito, dale che no tengas miedo: Adiós Pampa Mía por la Orquesta de Mariano mores con la voz de Acuña.

 

De esa época es su primer gran éxito "Cuartito azul", y al respecto nos dice: «... en realidad era un arreglo para "La cumparsita", una introducción, pero cuando la escuchó Mario Battistella me dijo que allí había un tango. Le puse ese título por una piecita que alquilaba en la calle Terrada (Serrano) al 2410 (barrio de Palermo), para vivir cerca de mi novia. Un día se me ocurrió pintarlo disolviendo pastillas de un blanqueador para ropa que venía en cubitos de color azul. La letra fue escrita por Battistella sobre la música. Casi siempre compuse así. Primero la música, aunque hubo excepciones.» Luego sigue: “Ese tango nació dedicado a mi primera novia, Mirna, que hoy es la abuela de mis nietos”. Dice que incluso intento comprar la casa pero le cobraban “un afano”.

 

En 1949 formó su propio grupo y ese mismo año debutó en la sala del Teatro Presidente Alvear, dirigiendo una gran orquesta. Su popularidad se extendió por todo el país y en el exterior, tuvo siempre su público. Un público que buscaba un espectáculo con características de "music-hall". Una orquesta numerosa y estridente, con cantores que se brindaban a todo pulmón, bailarines, juegos de luces, algún coro y su director, hiperquinético, ora con sus dos manos sobre el teclado, ora con una sola y dirigiendo con la otra, ora alejándose del instrumento y utilizando ambas manos para conducir la orquesta. Todo al servicio del espectáculo.

Pero paradójiacmente, esta receta popular y exitosa de Mariano Mores, utilizada a lo largo de su extensa trayectoria, fue ,al mismo tiempo, el motivo por el cual muchos gustadores del tango no lo aceptaran y lo criticaran por su estilo y "vedetismo". A Mores no se lo puede escuchar con unción, con Mores no se puede bailar, poco importaba quienes eran los cantores, era, en realidad, una orquesta para el teatro y para la televisión. Una orquesta para el espectáculo.

 

A Mores no se lo puede escuchar con unción, con Mores no se puede bailar, poco importaba quienes eran los cantores, era, en realidad, una orquesta para el teatro y para la televisión. Una orquesta para el espectáculo.

 

Él hace gala de un molde artístico donde se conjugan en exuberantes dosis, el desenfado, la simpatía, la viveza comercial y el talento, con que el destino favorece a unos pocos. Hoy se lo reconoce como un ídolo popular que representa una parte esencial de la historia del tango. Sin embargo, no todos los tangueros lo reconocen, justamente por sus estrafalarias presentaciones, alejadas de la “seriedad” del género tanguístico. ¿Qué opina él de esta falta de reconocimiento?

 

El maestro nos dice: “Serán conceptos personales, e insisto, los respeto. Ocurre que yo he tenido la suerte de colaborar haciendo música para grandes espectáculos y dejar un antecedente con mi personalidad. Yo creo que lo que hice les ha gustado a quienes han seguido el derrotero de mi destino. A los que no les gusta... no me escucharán”.

 

Y para terminar… (por ahora obvio), el infaltable: Uno de Mores y Discepolo con la voz del grande, el matador, el Varón del Tango, Julio Sosa.

 

sábado, 19 de febrero de 2011

¿Dónde estarán los tiempos buenos de antaño?

¿Vos sabés qué es el ubi sunt?

El Ubi sunt? podría definirse como "¿qué fue de aquello?". Es una serie de preguntas retóricas sobre el destino de las personas que nos han precedido, e incluso de todo aquello que vivieron un día (galas, amores, músicas, bailes). Es un tópico conectado con el tempus fugit y la muerte igualitaria: la muerte llega y todo lo iguala, sólo el recuerdo del pasado permanece. El "ubi sunt?" es una antigua forma literaria latina utilizada frecuentemente en la Edad Media, renovada por Jorge Manrique y recreada por las literaturas posteriores, cuyo encanto radica precisamente en esa falta de respuesta que induce a la reflexión, a idealizar los recuerdos, a evocar el pasado para reencontrarse con lugares, sentimientos y personas del ayer, a añorar lo perdido, lo que pudo ser.

Este tópico, empleado en numerosas obras literarias medievales y modernas, refleja una filosofía o forma de pensar que fue dominante a lo largo de la Edad Media, y que enlaza con la concepción de la vida en la tierra como un simple tránsito hacia la vida eterna, la que sigue a la muerte. Entronca ideológicamente con las Danzas de la muerte, en el sentido de entender que al finalizar la vida, la muerte es un elemento igualador.

El tango, cuyo encanto radica precisamente en esa falta de respuesta que induce a la reflexión, a idealizar los recuerdos, a evocar el pasado para reencontrarse con lugares, sentimientos y personas del ayer, a añorar lo perdido, lo que pudo ser…

Esa evocación idealizada del pasado fue sintetizada admirablemente por Aníbal Troilo en las palabras de introducción a su tango "Nocturno a mi barrio":

Mi barrio era así,
así, así…
Es decir, …qué sé yo
si era así,
Pero yo lo recuerdo así…

Escuchalo:
http://www.4shared.com/audio/UYImMIgI/Nocturno_A_Mi_Barrio.html


Y te dejamos otro tanguito para que te vuelvas loco (por el tango):
http://www.4shared.com/audio/M3ip0lN1/Puente_Alsina.html

Volvemos pronto, no te pierdas la historia de la rubia mireya.

La Rubia Mireya

Néstor Pinzón nos dice que el caso de la "Rubia Mireya" es pura invención, inspiración romántica del poeta, aunque, como en otros casos se intentó darle un cuerpo, un nombre y una trayectoria de vida.

Los argentinos de la época, influenciados por la cultura europea y en especial la francesa, soñaban con las noches parisinas, con la posibilidad de frecuentarse con Mimí, Ninón, Manón, Griseta o Mireya.

Los orígenes del nombre podemos ubicarlo en la región de Provenza, en el sur de Francia. El poeta Frédéric Mistral (1830-1914) escribió en 1859 un largo poema en el que retrata la vida cotidiana en la región, y coloca de personaje principal a una mujer, cuyo nombre da título a la obra: "Mirèio", en lengua provenzal. Este nombre traducido al francés se convierte en "Mireille", que al arribar a nuestro puerto, los argentinos transforman en Mireya.

Poco tiempo más tarde, con música de Charles Gounod (1818-1893, compositor de la ópera "Fausto") el poema se transformó en argumento de una ópera de corte humorísitico y costumbrista.

La ópera tuvo gran éxito en Francia y no tardó mucho tiempo en ser conocida en nuestro país, lo que seguramente provocó que se comenzara a utilizar en nuestras tierras el nombre "Mireya" como apelativo femenino.

La primera referencia concreta sobre su utilización la comprobamos en un sainete (breve obra teatral de argumento sencillo), "El rey del cabaret", de Alberto Weisbach y Manuel Romero. Dos años más tarde, el propio Manuel Romero escribe la letra del famoso tango de Francisco Canaro "Tiempos Viejos".

Pero el primero en enhebrar algunos datos reales sobre la rubia fue Cortázar: Mireille, una prostituta francesa que pintó Toulouse Lautrec, era un personaje de la realidad y que se había ido a Buenos Aires. Aquí, pensó el escritor, ¿por qué no podría haberse convertido en la rubia Mireya?

Cortázar descubrió que esta señora gordita existió a través del cuadro y a través de la carta de Toulouse Lautrec donde le dice a un amigo: Estoy desesperado porque Mireille se va a Buenos Aires y la van a destruir en dos años, a través de una foto en la que aparece Mireille desnuda frente al cuadro y otra foto más, de burdel. Después, Mireille como personaje histórico desaparece.

En buenos aires, había un burdel de francesas llamado Régine en esos años, donde habría trabajado Mireille. A pocas cuadras estaba el taller de planchado donde trabajaba Berthe, la madre de Gardel.

La verdad quizás nunca la sepamos, pero hacían ronda pa’verla bailar y ahora quedó en el recuerdo. ¿Dónde estará?

Pero mejor escuchemos el tango:
http://www.4shared.com/audio/YhpwA5ip/Tiempos_viejos.html


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